Una de las mejores formas de ahorrar en tu factura eléctrica, lograr una mayor eficiencia energética y mejorar la calificación de tu hogar es optar por el envolvimiento de la fachada. Se trata de una acción que habitualmente requiere una fuerte inversión económica que, por lo general, ha de acordarse en la comunidad de propietarios pero que, una vez realizada, traerá muchas ventajas al edificio amortizándose de forma rápida.
¿Por qué aislar térmicamente tu fachada?
Como adelantábamos obtener una mejor eficiencia energética es el principal motivo para llevar a cabo el aislamiento de la fachada, tanto de hogares como de empresas. El objetivo es dejar de desperdiciar energía algo que sucede en los edificios que están mal aislados.
Elegir bien los materiales es la clave para lograr un resultado óptimo. En los últimos tiempos, la lista de materiales con los que se realizan las mejores fachadas ha aumentado siendo el sistema de fachadas SATE (Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior) una de las soluciones más apropiadas y requeridas. El fin de esta técnica de envolvimiento para las fachadas es regular las temperaturas y las energías consumidas, sin olvidar tus gustos y tus comodidades. El resultado son paramentos bien protegidos de las condiciones climáticas exteriores gracias al poliestireno expandido.
Además, el aislamiento logra que los paramentos estén protegidos no sólo de las condiciones climáticas exteriores, sino de mohos, de condensaciones superficiales y profundas y de otros inconvenientes que pueden inhabilitar la fachada de un edificio.
Ventajas del aislamiento térmico.
Te mostramos a continuación algunas de las ventajas que obtendrás con el envolvimiento de tu fachada:
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En primer lugar has de saber que estas obras se ejecutan con la mínima interferencia para los usuarios del edificio ya que no se trabaja por el interior de las viviendas. Así que la comodidad es una de las ventajas.
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El edificio en su totalidad quedará revalorizado, protegido de las inclemencias meteorológicas y con mejores condiciones estéticas y de durabilidad.
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Aumenta la salubridad y el confort del edificio con todos los beneficios que ello supone para sus habitantes.
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Dependiendo del tipo de fachada existente, las facturas de gas, electricidad, gasóleo,… se verán reducidas en porcentajes superiores al 50%, pudiendo llegar hasta un 80%.
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Se alarga el periodo de vida útil de los acabados de fachada. Una fachada ventilada o una fachada realizada con sistema SATE tienen una vida de 50 años sin ningún tipo de mantenimiento, mientras que el acabado con pintura tradicional no llega a los 10 años.
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Existen apoyos administrativos a la rehabilitación energética por medio de subvenciones y ayudas de modo que es una excelente inversión. Por si fuera poco, los periodos de retorno de la inversión son bastante cortos.
Si ya estás convencido de la necesidad de rehabilitar tu fachada y realizar su envolvimiento, lo mejor es que consultes a profesionales sobre el tipo de sistema más idóneo que te conviene utilizar. Los expertos te ayudarán a elegir el diseño y te informarán exactamente del ahorro de consumo energético que vas a lograr.